La principal función de las mallas agrícolas es la de ofrecer protección. Se utilizan para paliar los efectos dañinos de la climatología o las plagas que atacan a los cultivos. También se usan para regular la incidencia de la luz solar y el viento o la aparición de malas hierbas que afectan al crecimiento de la planta.
Las mallas agrícolas son estructuras flexibles creadas a partir de diferentes materiales y técnicas que les aportan características específicas para cada una de sus variadas aplicaciones.