Aunque bien es cierto que esta técnica se usa cada vez más en todo el mundo, creemos necesario recordar las múltiples ventajas que esta cobertura aporta al cultivo y a los agricultores en concreto. El principal objetivo de la cobertura es disminuir las pérdidas económicas originadas por eventos climáticos adversos, como el granizo, el viento o el exceso de sol, y reducir en gran medida el ataque de insectos o pájaros.
El cambio climático está provocando a nivel global que existan agentes climáticos poco usuales por la temporada o incluso por la zona, llegando a darse tormentas en lugares donde no era habitual este fenómeno. Por lo tanto, la única manera de garantizar la recuperación de la inversión por parte del agricultor, o al menos la más económica, es mediante la cobertura de los frutales con una malla.
En el mercado se suelen usar tres tipos de malla:
- Malla rachel, que sirve para aumentar el porcentaje de sombra sobre el cultivo pero es malla de menor resistencia mecánica al granizo y menor durabilidad, entre 2 a 3 años, aunque más económica.
- Mallas de monofilamento antigranizo, que ofrecen mayor resistencia y durabilidad, con 5 años.
Ahora, el grupo Criado y López ha desarrollado una malla de monofilamento con mayor resistencia mecánica, entre un 200-250 % más resistente que la malla tradicional, y una mayor duración de 7 años, lo que ayuda notablemente a la amortización de la inversión por parte del agricultor, ya que al ser un producto que cuesta solo un 10 % más pero tiene una duración de 2 años más, resulta más asequible para el agricultor.
USO DE LAS MALLAS EN LA COBERTURA DE MANZANOS
A todas estas ventajas debemos sumar el incremento de producción debido al microclima que se produce debajo de la malla, donde se reduce la erosión del viento, se mantiene mayor humedad relativa y se produce menor daño en la fruta por el golpeo del fruto con las hojas o el árbol por efecto del viento, que en algunos casos puede ser de hasta un 15-20 %.
Desde el grupo Criado y López también ofrecemos la posibilidad, en base a la variedad o la zona climática, de incluir distintas composiciones en la construcción de la malla de forma que generemos el porcentaje de sombra que deseemos según el cultivo. Con esta integración de malla se consigue reducir la incidencia del efecto del sol en el fruto.